Los Dallas Cowboys han recibido una mezcla de buenas y malas noticias durante los últimos días. La más relevante de todas es el síndrome diagnosticado a Travis Frederick: síndrome Guillain-Barré. En pocas palabras, es una enfermedad del sistema inmune que resulta en el cuerpo atacando a su propio sistema nervioso.
No hay ni siquiera un rango de semanas en las que Frederick empieza volver. Muchos expertos han hablado sobre el síndrome y como la recuperación es diferente para cada paciente. Puede tardar semanas en estar bien, pero también pueden pasar meses e incluso años.
Es sin duda algo a lo que no estamos acostumbrados. No es una ruptura de ligamento cruzado, ni un tirón. En este momento Frederick está pasando por algo más serio que una simple lesión física. Es una de esas condiciones que nos recuerdan que hay cosas más grandes que el football americano y los deportes.
De parte de Inside The Star, le deseamos a Frederick una pronta recuperación y le enviamos nuestros mejores deseos. Su salud es primero y volver al campo debería ser una de sus prioridades menos importantes.
¿Pero qué significa para el equipo?
Frederick podría regresar en cualquier momento de la temporada así como podría perdérsela por completo. Los coaches de los Dallas Cowboys tienen que ir hacia la temporada 2018 con la mentalidad de que no tendrán a su centro All-Pro en todo el año. Esa tiene que ser la mentalidad.
En cuanto a quien suplirá a Frederick, parece que la respuesta está en casa. El centro suplente Joe Looney parece ser el candidato indiscutible al trabajo. Looney, quien viste el #73, ha tenido muy buenas actuaciones en los training camps y pretemporadas que ha vivido en Dallas.
Dudo mucho que los Cowboys atiendan esta necesidad con una contratación nueva o un intercambio con otro equipo. La solución está en casa. Lógicamente, Looney no está ni siquiera cerca del nivel de Frederick. Sin embargo, no todo está perdido para Dallas.
Toda esta situación de Travis Frederick ha causado un poco de pánico entre los aficionados de los Cowboys, sobre todo porque no ha sido el único liniero ofensivo que está en riesgo de no encontrarse con el equipo al iniciar la temporada.
Zack Martin sufrió una lesión en el último partido contra los Bengals. El miedo era que fuera una ruptura de ligamento cruzado o algo parecido. Pero no todo son malas noticias, pues Martin sólo tiene que lidiar con una lesión menor y el equipo espera tenerlo en el campo el 9 de septiembre cuando tomen el campo para vencer a los Carolina Panthers.
Esta adversidad pone a prueba al equipo de una manera que tarde que temprano iba a suceder. Los titulares de los Cowboys hacen al equipo un contendiente legítimo en la NFC. El problema es la profundidad. Sólo la línea defensiva y corredor tienen suplentes de mucha calidad.
Fuera de ellas, sin embargo, no hay casi nada de profundidad y si el equipo vuelve a sufrir lesiones de jugadores clave, la campaña no tardará en irse para abajo y en el equipo perdiéndose los playoffs por segundo año consecutivo.