La NFL da muchas vueltas en muy poco tiempo. Y esto lo sabe muy bien el actual quarterback de los Dallas Cowboys, Dak Prescott. En su carrera pasó de ser una selección de cuarta ronda y el tercero en su posición detrás de Kellen Moore y Tony Romo. Un par de lesiones después y estaba al frente del equipo más popular en el mundo de los deportes.
Junto con su compañero novato Ezekiel Elliott, tomaron por sorpresa a toda la NFL y llevaron a su equipo a un récord de 13-3 y el sembrado #1 en la conferencia nacional. Fue una ofensiva bastante divertida y una que parecía tener un brillante futuro. En el 2018, la narrativa ha cambiado para el “Offensive Rookie of the Year” del 2016.
Con un récord de 2-3 antes de la sexta semana de la temporada, nos preguntamos que le espera a varios coaches del equipo de los Cowboys, así como el futuro del joven QB Dak Prescott. Es difícil terminar de determinar cuanto peso de la culpa recae en Prescott.
Este es un mariscal que ha demostrado tantas cosas positivas para su franquicia, pero que no termina de convencer. En mi opinión, Prescott es un buen QB, más no uno que cargará por su cuenta a su equipo.
Vivimos en una era en la NFL en la que cada pasador en la liga de buen nivel está cobrando millonadas a su equipo al terminar su contrato de novato, y esto podría ser el caso para Dak en un par de años. Y esto es lo que, a mi parecer, causa más incertidumbre para su futuro.
Sí, Prescott es bueno. Pero darle un contrato de ese tamaño implica muchas cosas. Implica perder la habilidad de armarle un súper equipo tal y como los L.A. Rams lo han hecho con Jared Goff. Implica tener que depender de tu mariscal para ganar con un elenco menos capaz de lo normal.
Con un equipo bien armado, Dak podría mejorar mucho con el coach correcto. Pero ¿por su propia cuenta? Es difícil pensar que lo lograría. No es el mariscal más preciso de la liga y tampoco es un pistolero que arriesgará el balón a lo profundo constantemente. No, el es bueno moviéndose, y utilizando el play action para rolar fuera del bolsillo. Es un líder y un jugador que ha tenido momentos clave en su carrera. Tal y como remontarle a los Packers en pos-temporada, a pesar de terminar perdiendo el juego. Ganarle un tiroteo a los Pittsburgh Steelers, a los Philadelphia Eagles en overtime.
Pero al final de cuentas, lo hizo manejando una ofensiva “Cadillac.”
Si los Jones deciden pagarle más de 100 millones de dólares por un contrato enorme, podría resultar siendo una mala decisión. Aquí es donde su trabajo peligra. ¿Qué si la administración voltea a ver a los Rams? ¿Qué si prefieren optar por la ruta de un QB con contrato de novato para armarle un equipo con talento elite en ofensiva y defensiva y poder explotar el espacio desocupado en el tope salarial?
Si Prescott mejora, y creo que puede hacerlo, podría cambiar el rumbo de esta discusión. Pero tenemos que ver algo pronto de él. Si bien ahora no tiene una ofensiva con receptores muy confiables, podría estar teniendo una mejor actuación en el emparrillado.
Es imposible exonerar de toda culpa a Dak por los problemas ofensivos en lo que va del 2018, aunque tampoco es correcto culparlo de todo. Si de mi dependiera, le daría la oportunidad de jugar bajo otro coach antes de dejar su proyecto atrás.
Será sin duda una historia muy interesante de seguir en lo que queda de la temporada y durante el offseason del 2019, sobre todo considerando que vienen bastantes QB prospectos y hay poca demanda en la liga por ellos.