El último domingo se podría describir como un momento doloroso para los aficionados a los Dallas Cowboys. El equipo odiado de Philadelphia, logró coronarse campeón de la NFL por primera vez en la historia de su franquicia. Las bromas, las burlas y el pensar en Eagles como unos eternos “perdedores” han llegado a su fin.
Pero una vez que dejamos de pensar en esas pequeñas cosas que nos gusta discutir y valorar como fans (los chistes de “cero anillos” se extrañarán mucho), nos damos cuenta que la victoria de Eagles fue dolorosa por otra simple y sencilla razón.
Los Eagles le dieron una lección a los Cowboys. Esto había sido el caso desde antes del Super Bowl, tal como escribí antes de la gran final, pero al verlos levantar el Lombardi Trophy en Minnesota, Philadelphia logró que la lección aterrizará aún mejor.
Frecuentemente, nos quejamos y hacemos excusas intentando explicar porque el equipo de la Estrella Solitaria encontró el fracaso en cada campaña. Fue la suspensión injusta a Zeke, la temida lesión de Sean Lee o de Tyron Smith… Una recepción de Dez Bryant que fue marcada como un pase incompleto o incluso el “Bueno, Dak Prescott apenas era un novato, ya será el próximo año.”
Mientras tanto, en Philadelphia un coach llamado Doug Pederson preparaba a su equipo para el futuro. Y a pesar de ver lesionados a su corredor Darren Sproles, su tackle izquierdo Jason Peters, su linebacker Jordan Hicks, entre otros… el éxito continuó.
Incluso cuando Carson Wentz se rompió el ligamento cruzado… continuaron ganando. En el escenario más grande de la NFL – los playoffs – Nick Foles fue más que suficiente para llevar a Philadelphia al Super Bowl LII.
Nadie les había creído de lo que eran capaces. Nadie en lo absoluto. Pero para Doug Pederson y su equipo, eso no importó en lo absoluto.
Los Cowboys tuvieron algo en común con los Eagles este año: la adversidad que encontraron. Sin embargo, Dallas no pudo vencerla de la manera en que los campeones lo lograron.
Ahora, Dallas tiene que pensar en como tener un roster tan profundo como el de Philadelphia. Jason Garrett y compañía tienen que ver como un coaching más agresivo llevo a su rival a donde está ahorita, celebrando su trofeo.
Y el éxito de Pederson no hace más que posar más preguntas para el famoso “America’s Team.”
Garrett, justamente, estará en el asiento caliente en el 2018. A pesar de los comentarios de Jerry Jones declarando que su trabajo está completamente a salvo, no me sorprendería ver un despido a media temporada si los Cowboys comienzan pobremente la temporada.
Muchos queríamos ver un cambio por más de una razón. Y todo el tiempo, había una razón enorme por la cual este equipo podría arrepentirse de no cambiar de head coach… Doug Pederson. ¿Cree esta administración que Garrett puede conseguir esas victorias dos veces al año contra un coach como Pederson? ¿Contra un equipo tan talentoso?
Sin duda, si Garrett quiere quedarse con su trabajo, tendrá que demostrar de que es capaz de vencer a Philadelphia y evitar que se conviertan en los New England Patriots de la NFC Este.
Mientas Philadelphia festeja, en Dallas deben estar pensando en muchas cosas que tendrán que cambiar. Esperemos que ver a uno de sus mayores rivales levantar el trofeo, sea el despertador para una franquicia que ha buscado volver a la cima por 22 años.