Los Dallas Cowboys perdieron el invicto el domingo pasado, cuando las expectativas eran altas al visitar a los New Orleans Saints en Sunday Night. Fue un partido abrumador para los aficionados de Dallas, siendo que la ofensiva prometedora de Kellen Moore y los Cowboys no logró más que decepcionar una y otra vez. Tras anotar más de 30 puntos en sus primeros tres juegos, apenas juntaron 10 frente a Saints.
Fue una actuación débil y sinceramente inesperada. El plan de juego pasó de ser un agresivo ataque aéreo comandado por Dak Prescott complementado por el maravilloso trabajo en tierra de Ezekiel Elliott. Pero en New Orleans, el equipo corrió el balón una y otra vez. No tuvieron éxito y en vez de ajustar, insistieron aún más veces en mantener el ovoide en manos de Elliott.
El mismo equipo de Cowboys que jugó play-action (finta de corrida para luego lanzar) en más del 32% de los intentos de pase en cada jugada antes de la semana cuatro, lo hizo en menos del 20% contra los Saints. En la primera mitad, corrieron el 70% de los primeros downs. Estando en primera y 20 debajo en el marcador en la última serie del partido… corrieron el balón.
¿A quién culpar por este cambio repentino? Muchos se han apresurado a señalar a Jason Garrett, y aunque en parte es justo, si Moore obtuvo el crédito por lo que se logró en los primeros tres juegos, también merece la culpa por lo que no se logró en la cuarta semana. Lo que es justo es justo.
Pero ¿cuál fue el motivo? La verdad, hay muchas posibilidades. La primera puede ser el simple miedo que teníamos desde hace semanas. Que los Cowboys estuvieran siendo agresivos y probando cosas contra equipos más débiles. Siendo honesto, no creo que sea el caso. Pero es una posibilidad. Y al momento de enfrentar a un rival digno de mucho respeto, quitaron el pie del acelerador.
Quizá simplemente apostaron a la manera en la que vencieron a este equipo de Saints la temporada pasada. En 2018, Dallas se llevó la victoria por un marcador muy similar, 13-10. Esta vez, estuvieron del otro lado.
A veces, me parece preocupante la falta de confianza que le tiene el equipo a Dak Prescott. Está lejos de ser un mariscal elite pero una y otra vez ha demostrado la capacidad de ganar partidos en el juego aéreo en momentos clave. En esto, el equipo confía en él. Sin embargo, cuando vemos un plan de juego tan conservador como el que vimos en New Orleans, la confianza no parece estar ahí. ¿Por qué no dejar que sea el juego aéreo el que defina los partidos de Cowboys?
Por último, el peor de mis miedos. Después de buscar establecer el juego aéreo antes que el terrestre en las primeras semanas, ¿qué si los Cowboys solo estaban cuidando la carga de Zeke después de estar lejos del equipo durante sus negociaciones? Es un hecho que cada semana han sido más insistentes en darle el balón. No me malinterpreten, que Elliott tenga el balón en las manos es bueno, pero en esta NFL moderna hemos visto que lanzar el balón bien se traduce a más victorias que correr el balón bien.
Ahora, los Cowboys buscan remediar su mala actuación ofensiva contra un equipo de Green Bay Packers cuya defensiva ha dado mucho de que hablar. Irónicamente, teniendo una defensiva que se ha visto vulnerable contra el juego terrestre, podríamos ver mucha carga para Elliott este domingo. Solamente espero que el plan de juego sea más agresivo que aquello que vimos la semana pasada mientras nos acordábamos de los días de Scott Linehan en Dallas.