Los Dallas Cowboys se encuentran contra las cuerdas con un récord de 5-4 y muy, muy poco margen de error. Su división está muy cerrada ya que compiten contra Philadelphia Eagles por la NFC East. Con el mismo récord después de 10 semanas de la NFL, no será un camino fácil para ninguno de estos dos equipos. Se enfrentarán en la semana 16 en un duelo que probablemente definirá el campeón divisional, pero por ahora ambos tienen que trabajar en sus propios errores.
Es difícil estimar cuantas victorias necesitará el eventual campeón de la división, pero podríamos asumir que 10 es un número justo. Es decir, perder dos juegos en las próximas siete semanas no sería el fin para ninguno de los equipos. En el caso de los Cowboys, los próximos partidos son muy interesantes.
- @ Detroit Lions
- @ New England Patriots
- vs Buffalo Bills
- @ Chicago Bears
- vs Los Angeles Rams
- @ Philadelphia Eagles
- vs Washington Redskins
Esta parte del calendario lucía muy complicada al inicio de la temporada pero las cosas han cambiado. Especialmente hablando de los Bears y los Rams. Ambos equipos han sido grandes decepciones en la NFC. Mitchel Trubisky ha jugado pésimo en Chicago y la ofensiva de Sean McVay y los Rams no ha sido ni cerca de lo que habían sido en años anteriores. Si bien no será fácil ganarle a ambos, luce mucho más probable que en septiembre.
Si los Cowboys tuvieran que perder dos juegos y tuviera que pronosticar cuales serían, me inclinaría por los duelos ante Patriots y Rams.
Pero por más que nos frustren las derrotas de los Cowboys, no hay manera de negar que aún están vivos en la caza por la postemporada. Han demostrado que tienen talento, pero su inconsistencia y falta de un buen head coach los han hecho tropezar constantemente esta temporada. Dallas sigue teniendo una de las mejores ofensivas este año y un quarterback que está jugando a un nivel muy alto en Dak Prescott.
Del dicho al hecho, hay mucho trecho. Pero si los Cowboys llegan a hacer “click” se convertirían en un equipo de temerse en enero, incluso jugando como equipo visitante. El problema es que puede que ese “click” no llegue nunca.
Un partido perdido por los coaches
Ante los Minnesota Vikings, hubo muchos problemas. Los Cowboys – una vez más – iniciaron con el pie izquierdo y detrás en el marcador por 14 puntos. La defensiva fue aplastada por Dalvin Cook y el resto de la ofensiva Vikinga y Ezekiel Elliott no encontró manera de ser efectivo en el juego terrestre.
Sin embargo, a pesar de todos estos problemas, es sencillo asignar la responsabilidad de la cuarta derrota en el año para Cowboys: el coacheo.
Con Dallas buscando la remontada en el último momento, tuvieron que comenzar su penúltima serie ofensiva desde su propia yarda cinco. En el momento más clave de la noche, Dak Prescott salió a lucirse como lo había hecho toda la noche, brillando en tercera oportunidad y largo constantemente, incluyendo cinco conversiones y un touchdown en dicho escenario. Desde la yarda cinco, completó seis de siete pases para 79 yardas.
Prescott, cuya actuación fue calibre MVP, vio a sus coaches mandar jugadas terrestres en segunda oportunidad y tercera oportunidad de manera consecutiva. Así como así, le quitaron el control del partido en las últimas jugadas. En vez de dejarlo ganar el partido, mandaron acarreos para Elliott, quien estaba promediando cerca de dos yardas por acarreo.
Esto sin antes haber pateado un gol de campo desde la yarda cinco de los Vikings, haber despejado en la 40 de Minnesota mientras perdían el partido 14-0. Por cierto, ese gol de campo tarde en el último cuarto recortó el deficit de 21-28 (un touchdown) a 24-28 (… un touchdown).
La falta de agresividad llevo a una derrota innecesaria para los Cowboys. Es tiempo de que Jason Garrett tome mejores decisiones en momentos clave y sea más agresivo y falta ver a este equipo confiar más en Prescott que en Elliott. Al final de cuentas, es una liga en la que los quarterbacks hacen la diferencia.